EL PUENTE DEL ARCO IRIS






Justo al lado del Cielo hay un lugar llamado Puente del Arco Iris. Cuando un animal que ha sido especialmente cercano a alguien muere, va allí. Hay praderas y colinas para que todos nuestros amigos especiales puedan correr y jugar juntos. Hay suficiente comida, agua y luz de sol y nuestros amigos están calentitos y cómodos.

Todos los animales que estaban enfermos o muy viejos recuperan la salud y el vigor; aquellos heridos o lisiados vuelven a ser fuertes otra vez, a la vez que nosotros los recordamos en nuestros sueños. Los animales son felices, excepto por una pequeña cosa: cada uno extraña a aquella persona tan especial que dejó atrás.

Todos ellos corren y juegan juntos, pero llega el día en que uno de ellos de repente se detiene y mira a la distancia. El brillo en sus ojos es intenso; su cuerpo empieza a estremecerse. Súbitamente se sale del grupo, volando sobre el verde césped, cada vez más rápido. Es que te ha reconocido, y cuando finalmente tú y tu amigo especial se encuentran, se hacen uno al otro en alegre reunión, para nunca jamás ser separados. Besos de felicidad llueven sobre tu cara; tus manos vuelven a acariciar la amada cabeza, y de nuevo miras aquellos confiados ojos, que hace tiempo se fueron de tu vida, pero nunca estuvieron ausentes en tu corazón.

ES ENTONCES CUANDO CRUZAN JUNTOS EL PUENTE DEL ARCO IRIS...


Pero un día en el Puente del Arco Iris amaneció diferente a los días normales tan llenos de sol. Éste era un día frío y gris.
Los recién llegados no sabían qué pensar, nunca habían visto un día de este tipo allí. Pero los animales que llevaban más tiempo esperando a su persona querida sabían perfectamente lo que pasaba, y se fueron juntando en el camino que conducía al Puente.

Pronto un perro mayor fue visto con su cabeza muy hundida y arrastrando su cola. Los animales que llevaban tiempo allí, sabían inmediatamente cuál era su historia, porque habían visto pasar esto muchas, demasiadas veces. El perro se acercó lentamente, y aunque no demostró signos de estar herido o enfermo, estaba sufriendo emocionalmente.
Al contrario de los otros animales que esperaban en el Puente, este animal no había vuelto a la juventud, ni había vuelto a estar lleno de salud y alegría.
Mientras caminaba hacia el Puente, veía como todos los otros animales le miraban a él. Sabía que éste no era su sitio, y que cuanto antes pudiera cruzar el Puente, antes sería feliz.
Pero no podía ser. Cuando se acercó al Puente, apareció un Ángel y con cara triste le pidió perdón y le dijo que no podía cruzar. Solamente a aquellos animales acompañados por su persona se les permitía cruzar el puente. No teniendo a nadie, ni otra parte a donde volver, el perro caminó penosamente en el campo delante del puente.
Allí encontró a otros como él, viejitos o enfermos, tristes y desalentados. Al contrario de los otros animales que esperaban para cruzar el puente, éstos simplemente estaban acostados en la hierba, mirando fijamente desolados el camino a través del Puente del Arco Iris. El viejo perro se quedó entre ellos, mirando el camino y esperando, aun no sabiendo lo que esperaba realmente.

Uno de los perros más nuevos que esperaba a su dueño en el puente le pidió al gato que estaba allí más tiempo, que le explicara qué sucedía. El gato contestó, "esos pobres animales nunca tuvieron una persona. Fueron abandonados, llevados lejos, o dejados en los refugios. Éste al menos llegó hasta una protectora; entró en el refugio igual que lo ves ahora, un animal mayor, con el pelo gris y la vista algo nublada. Pero nunca consiguió salir del refugio, y murió únicamente con el cariño de su cuidador para acompañarle mientras se fue de la tierra. Pero nunca encontraron un hogar en la Tierra. Todos ellos pasaron por allí solamente con el amor de un protector para confortarlos. Porque no tuvieron ninguna persona para amarlos, no tienen a nadie para que los acompañen a través del Puente del Arco Iris". El perro preguntó al gato, "Entonces ¿qué les sucederá a esos animales?". Pero antes de que el gato pudiera contestar, las nubes comenzaron a desvanecerse y el frío cambió en sol brillante. El gato contestó, "mira y verás”.

En la distancia se encontraba una sola persona, y cuando ella se acercó al Puente, los viejos, enfermizos y tristes animales del campo fueron bañados en una luz dorada. De golpe se volvieron jóvenes y sanos.
Otro grupo de animales de los que estaban esperando, también se acercaron al camino y bajaron sus cabezas mientras se acercaba aquella persona. Al pasar por delante de cada cabeza, la persona les tocó a cada uno, a algunos les daba una caricia, a otros les rasgaba las orejas cariñosamente...
Los animales que habían rejuvenecido se fueron poniendo en una fila detrás y siguieron a la persona hacia El Puente. Luego, todos cruzaron el Puente juntos.

El perro preguntó al gato, "¿qué acaba de suceder?”. El gato respondió, "ése fue un protector. Esa persona era gran amante de los animales y trabajaba en su defensa. Los animales que viste bajando sus cabezas en señal de respeto eran los que encontraron nuevos hogares gracias al esfuerzo de tales personas. Claro, todos esos animales cruzarán el Puente cuando llegue su momento, cuando lleguen los que eran sus nuevas familias. Pero los que viste mayores y luego rejuvenecidos, eran los que nunca encontraron una casa... y como no tuvieron familia, no podían cruzar el Puente. Pero cuando llega una persona que haya trabajado en la tierra para ayudar a los animales abandonados, como tributo a ellos se les permite un último acto de rescate y amor. A todos aquellos pobres animales para los que no pudieron conseguir familias en la tierra, se les permite acompañarlos para que también puedan cruzar el Puente del Arco Iris”.

El perro pensó por un momento, y después dijo, "me gustan los salvadores”. El gato sonrió y contestó, "a mi también amigo a mi también".



EN MEMORIA DE TODOS LOS QUE ESTUVIERON CON NOSOTROS Y SE FUERON.
QUE NOS PERDONEN AQUELLOS A LOS QUE NO PUDIMOS LLEGAR A TIEMPO Y NOS ESPEREN EN EL PUENTE DEL ARCO IRIS.

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